jueves, 3 de abril de 2008

LA BATALLA DE QANTISH




José Cruz Utrera

En el año 1009 tuvo lugar cerca de Jabalquinto una batalla muy importante entre dos ejércitos musulmanes antagonistas, ayudado uno de ellos por tropas cristianas. Este conflicto se engloba dentro de la “fitna” o guerra civil que ensangrentó la España musulmana o Al-Andalus, al final del califato de córdoba y que concluyó con la extinción y la ruina de dicho califato en el año 1031 (422 de la Hégira). Aquí es oportuno decir que la Hégira (huida) comenzó el viernes 16 de julio del año 622 en que Mahoma (Muhammad) huyó desde La Meca a Medina. A partir de esta fecha comienza la era musulmana. El año musulmán tiene 354 días, 8 horas, 48 minutos y 45 segundos.

Seguidamente, voy a narrar con detalle estos acontecimientos: Tras la muerte del culto Al-Hakam II, segundo califa cordobés (año 976), le sucedió su hijo Hisham II, monarca débil, que nunca ejerció el poder. El gobierno pasó a manos del ambicioso y astuto primer ministro (hachib) Muhammad Ibn Abi Amir, llamado Almanzor por los cristianos, ya que su sobrenombre (laqab) era Al-Mansur, “El victorioso”, el cual estableció una verdadera dictadura durante más de veinte años. Después de su muerte en el año 1002, le sucedieron en el cargo dos de sus hijos, sucesivamente: Abd al-Malik al Muzafar y Abd al-Rahman Sanchuelo o Sanchol, llamado así por ser nieto del rey de Pamplona Sancho Garcés II Abarca. Sanchuelo fue asesinado en el 1009 y durante varios años se produjeron muchas revueltas y motines en Córdoba. Numerosos pretendientes se disputaron el poder, que pasaba fugazmente de unas manos a otras hasta que el último califa Hisham III fue destituido en el año 1031. El califato cordobés se desintegró en numerosos reinos Taifas, independientes y rivales entre sí. De este modo se extinguió la gloriosa dinastía omeya, que tanto esplendor dio a la España musulmana.

Tras este resumen, volvamos a los acontecimientos que ocurrieron después del asesinato de Sanchuelo por los partidarios de Al-Mahdí. Un biznieto del gran califa Abd- al Rahman III, llamado Muhammad Ibn Hisham. Se hizo con el poder y tomó el sobrenombre de Al-Mahdí bilah “el guiado por Dios”, pero el trono le fue disputado por otro biznieto de Abd al-Rahman III, Sulaymán, de sobrenombre Al-Mustaín bilah “el que busca el auxilio de Dios”. Ambos se dirigieron a Burgos para solicitar la ayuda del poderoso conde de Castilla Sancho García, llamado “el de los buenos fueros” por sus súbditos cristianos, quien se decidió por apoyar a Sulaymán, el cual prometió entregarle muchas plazas fuertes musulmanas de la frontera del Duero. Sancho García suministró víveres a las tropas beréberes de Sulaymán, gran cantidad de ganado y mil carros de harina y luego se les unió con su propio ejercito.

Pasaron por Medinaceli y derrotaron a Wadih, gobernador de la marca media, cerca de Alcalá de Henares, prosiguiendo después su avance hacia Córdoba. Muhammad II al-Mahdí reforzó las defensas de la capital andaluza y salió al encuentro de sus enemigos con un heterogéneo ejército, en el que se habían alistado muchas gentes sin la menor preparación bélica. El choque se produjo el día 5 de noviembre del año 1009 (13 de Rabí del año 400 de la Hégira) en Qantish, entre el río Guadalquivir y Jabalquinto, que entonces sólo era una pequeña fortaleza musulmana, cerca del castillo de las Huelgas. La batalla fue un gran desastre para las tropas de Al-Mahdí, que perdieron más de diez mil hombres muertos o ahogados al intentar cruzar el río para escapar de sus perseguidores. Los 600 jinetes del conde Sancho García tuvieron un protagonismo decisivo en la victoria de Sulaymán.

Muhammad- al-Mahdí estaba ya perdido, huyó rápidamente y se escondió en una casa de Córdoba, donde se estuvo quieto durante algún tiempo. El día 9 de noviembre, Sulaymán fue proclamado califa en la mezquita mayor. Su primer gesto, que le honró, fue desclavar de una cruz el cadáver decapitado de Sanchuelo y hacer que le dieran una sepultura decorosa. Sulaymán al-Mustaín recibió con gran pompa en un salón del palacio al conde Sancho García, al que tanto debía, quien aceptó una demora en la entrega de las plazas fuertes prometidas. Después de algunos días, regresó a Castilla el 14 de noviembre, dejando en Córdoba a cien hombres bien armados, que fueron alojados en una magnífica almunia (palacio campestre) de los alrededores de la ciudad. Llevaba el conde cristiano todas las de ganar en este asunto y no ocultó su profundo desprecio por la actitud servil y la falta de valor de los musulmanes cordobeses. En el verano siguiente, en el año 1010, el conde Sancho García tomó posesión de más de 200 fortalezas, entre ellas Clunia, Osma, Gormaz, San Esteban, Cuenca del Duero, tierras de Segovia y de Sepúlveda. La nueva frontera se estableció en las sierras de Medinaceli y de Guadarrama, y los cristianos dieron un gran avance a la Reconquista. Varios años después, Castilla fue transformada en reino cuando Sancho el Mayor de Navarra la cedió a su segundo hijo Fernando I en el año 1032, que fue el primer rey de Castilla.

Se puede identificar Jabal Qantish, donde se desarrolló esta batalla, con Jabalquinto. En lengua árabe, Jabal quiere decir “monte” y Qantish se deriva del nombre latino Quinto. Es decir, que Jabalquinto significa “monte de Quinto”.