jueves, 25 de marzo de 2010

CUMBRE NEVADA

El frío invierno del 2007, blanqueó calles, tejados y emblemáticos edificos de la localidad mientras la chiquillería, perpleja, andorreaba y modelaba muñecos de nieve de gustos diversos.

martes, 9 de marzo de 2010

FRAY LUIS DE CABRERA (1671-1734)

Antonio García Sanz



Ermita de San Sebastián (Granada). Antigua rábita musulmana, cerca del Palacio Alcázar Genil.
Reedificada por el V.H. Fray Luis de Cabrera hacia 1715. (Foto: Excmo. Ayuntamiento de Granada).

Uno de los varones ilustres que han nacido aquí es el V.H. Fray Luís de Cabrera, hijo de padres pobres y bien inclinados, de los que salió perfectamente instruido en el temor de Dios, fuerte en los trabajos y noble de condición. Su primer ejercicio fue del campo, y habiendo hecho involuntariamente una muerte, se refugió en el convento de la Victoria de Andújar, de donde pasó después a Málaga y tomando el hábito de la propia orden, vino otra vez a Andújar a seguir su noviciado, donde profesó el domingo 26 de diciembre de 1700.

Desde luego empezó a dar frutos de santidad y por su gran devoción al Santo Patriarca, “obtuvo la felicidad en el mismo Andújar de que se le apareciese, lo abrazara y consolase en cierta enfermedad que padecía”, diciéndole volvería a visitarle antes que muriese, según expresión de Fray Cristóbal Cañete, su director.

La obediencia lo destinó al colegio de Osuna en donde se hizo sumamente admirable por sus heroicas virtudes, distinguiéndole sus penitencias, el socorro de los pobres, y dirección de muchos que le buscaban deseosos de su eterna felicidad.

Sus confesiones ordinarias eran los domingos, miércoles y viernes de cada semana, y por expresión también del mismo director, “no se le encontró en estas suficiente materia para que recayese la absolución sacramental”.

En la penitencia fue rigidísimo, y tanto, que tratando de ella este último, dice que si su celda y coro pudieran hablar dirían las muchas veces que regó con su sangre uno y otro sitio. Su cama era una tabla, sin otro adorno que una estera y un leño; su vestido ordinario, y en todo conforme al primitivo rigor de la orden.

Con su asistencia a la iglesia y divinos oficios, edificaba, y su celo por el ornato y culto del Señor, incomparable.

Después de sus ejercicios se dedicaba a trabajar crucifijos y otras imágenes de piedra y madera de mucho gusto, haciéndose así mismo Santo, fabricando santos. De estos, los que se conocen de su mano son: El señor San José, San Miguel y San Blas, del altar de nuestra Señora de los Dolores, de su convento del mismo Osuna, la Virgen de la Victoria y San Francisco de Paula, que están en la puerta principal de éste, la de San Juan de Dios, que está en el suyo, la de Nuestra Señora de la Caridad, en el pósito, y un Jesús Nazareno de la parroquia de Pedrera, sin otros que están en gran veneración. Su habilidad en esta parte y en la del pincel, era de un mérito especial, haciéndose tanto más rara por su delicadeza, que por la falta de principios que había tenido en ésta profesión, sucediendo lo mismo en la extensión de su doctrina, sin haber curado.

En sus ejercicios espirituales fue muy perseguido de Satanás, por quien en cierta ocasión que estaba haciendo el vía crucis, le tiró de una pared a otra del claustro, y arrebatándole en alto, lo arrojó por una ventana del patio del convento, levantándose el venerable, sin sentimiento ni la menor lesión.


Interior de la Ermita de San Sebastián (Granada). (Foto: Excmo. Ayuntamiento de Granada).


Reedificó la capilla de San Sebastián en la puerta de Granada, e instituyó la Cofradía del Vía crucis en el mismo Osuna, la propagó después en dicho Pedrera e hizo grandes conversiones, declarando contra el vicio en muchas ocasiones con estas voces: ¡Oh mundo, mundo, si conocieras a quien ofendes, haciéndole arrojar, sin consideración, cuajarones de sangre por la boca!.

Fue amante de los pobres y en su última enfermedad le volvió a visitar su Santo Patriarca, como se lo había ofrecido, dándole por su mano, el Santísimo Viático. Aunque llegó su muerte, quedó flexible y su memoria eternizada por sus hechos y prodigios, que están en la mayor parte autenticados.

Se ofreció por esclavo de la Santísima Virgen con el título de Dolores, firmando cédula con sangre de sus venas.

Se dice de una niña a quien llamaba ahijada, que preguntándole por su padrino a pocos días muerto, respondió: que era santo y estaba en el cielo; siendo aquella de tan corta edad que aún todavía no hablaba, ni volvió a hacerlo hasta su tiempo; también que a Francisco Moreno, le curó una mano desahuciada de médicos; y a D. Alonso González de un gran dolor que sufría; lo mismo a fray Juan de Monroy y otros baldados e incurables, así en vida como en muerte. Esta se verificó el día que señala la inscripción de su sepulcro que se halla colocada a la puerta de la sacristía de su colegio de Osuna, la que copiada es como sigue: “Aquí yace el V.H.F. Luís de Cabrera, religioso lego del orden de los Mínimos, natural de la villa de Jabalquinto Reino de Jaén, hijo de esta provincia de Granada, varón absorto en el amor divino y consuelo de los afligidos, raro en las virtudes de obediencia, humildad, penitencia y abstinencia, favorecido con singulares raptos e ilustraciones, murió en el Señor (pío creditur) en este colegio de la Victoria de Osuna en 23 de Mayo de 1734, de edad de 63 años y 35 de religión. Se erigió este mausoleo a piadosa devoción de N.M.R.VoF. Francisco Javier Higueras lector jubilado y calificador del Sto. Oficio Provincial de los Mínimos en la Provincia de Granada. Año de 1742”.

Nació este venerable en 1671 y fueron sus padres Fernando Cabrera y María Gallego, estuvo casado y de su matrimonio tuvo dos hijos que murieron antes de tomar aquel su estado religioso.

- “Memoria Histórica sobre Javalquinto Reino de Jaén. Por el Benemérito de la Patria Dn Mateo Francisco de Rivas natural de ella. Corregida por el mismo. Año de1816”. Artículo 4º, páginas 67, 68 y 69.